Grupo: The Black Keys
Procedencia: Akron (Ohio)
Disco: El camino
Año de publicación: 2011
Estilo: Rock (del bueno)
Remontémonos a los últimos días del año pasado, a ese mes de Diciembre de 2011 en el que ya parecía que todo estuviera vendido y clasificado esperando las fechas Navideñas para ser compartidas nuestras listas: de discos favoritos, de canciones más sonadas, de fracasos estrepitosos...
Llega el día 6, concretamente, y el mundo nos depara algo inusitado. ¡Horror! Hay que cambiarlo todo, para bien. Ese día vio la luz este DISCAZO en Estados Unidos y servidora fue rauda y veloz a las páginas webs correspondientes para poder deleitarse con él. Miedo, intriga, pavor absoluto a un rechazo que últimamente parece ser la sensación destinada a toda la música nueva que decide colarse en mis oídos. Crasísimo error el pensar que podría aborrecerlo pues la sorpresa y la felicidad fueron mayúsculas (en negrita, subrayado y cartelitos de neón).
Comencé escuchando una vez más (el single fue hecho público el 25 de Octubre): Lonely boy. Es la típica canción que todo grupo quiere escribir y sólo algunos consiguen, y éste es el caso. Movida, bailonga, sonido añejo, lo-fi. El vídeo es una obra maestra que decide dar un puñetazo sobre la mesa dejando claro que no hace falta gastarse un pastizal para hacer que un clip sea recordado y valorado. Un tipo en sus cuarenta bien entrados, con pinta de perdedor baila al estilo propio de Carlton Banks en una película de Tarantino. La letra nos cuenta la historia de otro loser, aquél que tiene que esperar indefinidamente a su amor, ¿historia de un pagafantas?
Después de ser incapaz de permanecer sentada durante su escucha, me fundí en el "Dead and gone" casi sin quererlo y seguí bailando. Cerraba los ojos y tenía la sensación de estar en una discoteca de los 60. Llena de humo, parejas bailando, vestidos op-art y algún tipo llamado Mike intentando besarme. Cuando me quise dar cuenta estaba con "Gold on the ceiling" de fondo. En mi particular película había conseguido dar puerta a Mike y seguía moviéndome al son de una banda de los sesentas, setentas. Este disco no podía ser nuevo, tenía que haberme equivocado y habérselo cogido a mi padre de su recopilación de compactos y vinilos. Volvía la garra, la fuerza, el sonido directo, los coros tan típicos de grandes grupos que ahora acumulan polvo en estanterías de nostálgicos como yo. Y sin embargo me equivocaba, era nuevo, nuevísimo.
Por si me quedaba alguna duda llegó "Little Black Submarines" y creí oír un cántico celestial. Es un guiño a Led Zeppelin claro, un "Stairway to Heaven" del 2011, la canción que Bonzo y compañía hubieran escrito de haber seguido en activo. Comienza lenta, susurrante, acústica y en medio del caos, de un clima hipnotizante, se electriza. Suena una guitarra eléctrica desgarradora que sacude el hastío y el tedio y hace que te conviertas en un luchador, un ganador. Se da la vuelta la tortilla. "Baby, I´m back!" parece querer decirnos Dan Auerbach. Siguiendo la estela positivista que deja el final de la canción aparece "Money maker". La batería suena firme desde el primer segundo marcando el ritmo impenitentemente. La voz se sensualiza. Creo entrever algo de psicodelia en una justa medida que hacía tiempo no aparecía tan bien imbuída en un ritmo tan crítico como es una canción rock.
"Run right back" es el siguiente corte en sonar. ¿Quién dijo miedo? ¿Quién dijo repetitividad? No hay nada como ser bueno en lo tuyo para destacar. No hace falta arriesgarse, sólo dejarse llevar y trabajar y entonces y sólo entonces, te salen canciones así. De ésas que, sin explicación, tarareas cuando vas por la calle, aparcas el coche o te estás friendo un huevo por la noche al llegar del trabajo. Lo mismo le pasa a "Sister", en la que Dan hace uso de un falsete que le queda inmaculado a la canción, imprimiéndole un ritmo que la terminará haciendo característica.
Nueva dirección, "Hell of a season". Quizá sea de las canciones que, particularmente, más me hacen recordar a otros discos de las teclas negras sin perder ni un ápice de originalidad. Hay que aclarar que en todo el lp la batería se escucha mucho más (y mejor) que en el resto de la trayectoria de este dúo. Y se hace más notorio si cabe en esta canción. Pero aún hay cuerda para rato: "Stop, stop". Y no, no estoy diciendo que haya que pulsar esa opción en nuestro reproductor. Más bien el "+ volumen". Volvemos al falsete, al fuzz, a los riffs... a sufrir una inmersión en los 60 más coloristas. Abrazándose a ella tenemos "Nova baby" y cerrando la copia "Mind eraser". Estas dos canciones siguen la línea ascendente marcada por los de Ohio. Grandes canciones para un gran disco. Uno redondo de los de verdad.
La producción ha corrido a cargo de Danger Mouse y creo que diciendo eso, ya sobran las palabras.
Valoración: 10. Ni un solo pero: duración, estilo, ejecución, clase... todo perfecto.
Discazo, aunque prefiera los primeros y el magic Potion, pero disczao.
ResponderEliminarUn saludo.